Los árboles ayudan a mitigar el cambio climático, porque funcionan como depósito natural de carbono, absorbiendo el CO2 de la atmósfera y contribuyendo a su reducción, también incrementan la biodiversidad, generando espacios para la flora y la fauna con ecosistemas autorregulados, mejoran la calidad del aire, pues inhalan CO2 y expulsan oxígeno.